III
Abro el armario.
Y me gritan los goznes el eco de tus manos.
Nunca pensé que el olor a naftalina
Me llenara las sienes de tu roce.
Y se llagan mis ojos de mirar vacíos,
Y se mueven los labios en la urgencia de ser cuanto falta.
Las prendas que llevara del brazo
Son hoy fantasma tuyo que me aterra.
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