V
Que infinita es la noche que no acaba.
Bajo las sábanas frías de humedad y desidia,
Llegan las voces ausentes.
De cuando en vez, se sacuden las vigas de madera
Al paso subterráneo de los trenes.
Y con ellas, las fuerzas que no quedan.
Que se van las horas que pasaron
Entre los viejos raíles,
A buscar el recuerdo de los parques
Y las horas alegres.
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